El propósito de la psicoterapia es ayudar al paciente a abandonar las creencias limitantes instauradas en su mente, reconociendo la causa que está escondida en el inconsciente (circulo del temor) y abandonarla para recuperar la paz mental.
La psicoterapia consiste en una serie de encuentros santos en los que dos hermanos se encuentran para bendecirse y recibir la paz de Dios.
En ella el paciente debe estar dispuesto a invertir su manera de pensar y a entender que el efecto que él observa en su situación de conflicto fue causado por sus propias proyecciones sobre el mundo. El milagro es siempre posible cuando el paciente ha aceptado el perdón.
“El milagro es posible cuando causa y consecuencias se traen frente a frente, no cuando se mantienen aparte, curar un efecto y no su causa, tan solo puede hacer que el efecto cambie de forma”. (T-26.VII.14.1-2)
Para recuperar la paz mental, eliminando los obstáculos que se han interpuesto para no acceder a ella.
Pese a que nadie en este mundo se escapa del miedo, sin embargo, todo el mundo puede reconsiderar sus causas y aprender a evaluarlas correctamente. La finalidad de la psicoterapia es abandonar el miedo, la culpa y todo pensamiento de pecado, conceptos ilusorios pues no tienen lugar en la mente inocente del Hijo de Dios. Así que una vez que una ilusión se reconoce como tal, desaparece y de la misma manera, todo conflicto queda resuelto cuando se reconoce el propósito errado que la mente le había asignado, así es como se desmantelan sus defensas, arrojando luz sobre ellos y así desaparecen.
Toda curación es esencialmente una liberación del miedo y de la culpa que había sido escondida en el inconsciente. Al habérsele entregado al Espíritu Santo la mente queda despejada, libre. Siempre que hay un perdón, detrás viene el milagro, y el libro te dice:
“Mas para conservar esta protección es preciso que te mantengas extremadamente alerta. Si permites que tu mente abrigue pensamientos de ataque, juzgue traces planes para contrarrestar cosas que puedan pasar en el futuro, te habrás vuelto a extraviar”. (L-136.19)